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Después de la última corrección con el profe Moraga, quedé mucho más clara respecto a la dirección que podía tomar mi proyecto. Esa conversación me ayudó a entender mejor qué elementos reforzar y cómo empezar a darle una lógica más precisa al recorrido.
Con eso en mente, decidí que era necesario volver a Tumbes. Esta vez lo hice con todos los análisis previos que no tenía la primera vez que fui a terreno. Ya estoy más familiarizada con el funcionamiento de la caleta, su escala y sus dinámicas, así que pude fijarme en detalles que antes no le había prestado la suficiente atención .
El viaje me sirvió muchísimo, sobre todo para entender mejor las distancias reales, porque lo que se ve en Google Maps no siempre se asemeja al lugar. Por ejemplo, entre la vereda y el mar parecía haber bastante espacio, pero cuando fui, noté que en realidad no es tanto y que depende de la marea.
También volví a notar cómo los puestos existentes interrumpen la vista hacia la playa desde la calle Maryland. Esa fue una observación clave, porque me reafirmó la necesidad de pensar bien cómo articular visualmente el proyecto con el borde costero.
Luego de eso, tomé las observaciones que me había hecho el profe Moraga y las incorporé a mi propuesta empecé a trabajar desde la idea de un recorrido más longitudinal, que acompaña la línea de la costa. Ya no es un esquema con accesos directos desde la calle hacia el mar, como tenía al principio, sino uno que se desarrolla paralelo a la orilla, lo que permite otro tipo de relación con el entorno y con el paisaje.
Le mostré estos avances hoy a la profe Elisa, y me comentó que le estaba dando demasiado protagonismo al baño, que se estaba llevando mucho del foco del proyecto. Su sugerencia fue ubicarlo dentro de uno de los módulos destinados a comercio, para que no interrumpiera tanto el ritmo del recorrido ni se impusiera como una pieza independiente.
Además, me pareció muy buena la observación sobre la necesidad de agregar un preámbulo y una salida clara al proyecto con un remate. Antes, el diseño era más frontal, ya que se entraba desde la calle hacia el mar, sin transición ni preparación.
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